La verdadera Historia del Arte

Bilbao siempre tendrá algo, a parte de mi admiración, porque cada vez que voy me reconcilio. Visitar el Guggenheim es para mí el peregrinaje a un templo. Es recorrer las salas, pero también las obras, perderme en su interior para encontrarme.

No hacer esta visita era impensable para nosotras, y así sin más, Paula Rosell y yo cogimos un avión a las 6 a.m. en Madrid y nos fuimos a Bilbao a ver la exposición Mujeres de la abstracción.

Y qué fascinante fue, una experiencia que nos sumergió de golpe en un espacio creado por y para la reflexión. Para el cambio. La exposición, como allí se indica, «propone una historia de la abstracción desde sus orígenes, articulando las aportaciones específicas de artistas mujeres a ese nuevo lenguaje del siglo XX […], con una incursión inédita al siglo XIX.», Christine Macel, Curator Jefe, Centre Pompidou.

© Paula Rosell
© Paula Rosell

Escribir otra historia del arte y de la abstracción en particular no consiste por lo tanto sencillamente en añadir los fragmentos que faltan en las historias de la abstracción existentes, esencialmente masculinas, sino, en primer lugar, poner en tela de juicio la historia del arte concebida como una sucesión de prácticas pioneras. Al desjerarquizar las artes y la concepción de la abstracción más allá del ámbito de las artes visuales, Mujeres de la abstracción propone también una relectura crítica de los cánones de la abstracción establecidos por la historia del arte del siglo xx, teniendo asimismo en cuenta sus raíces espiritualistas, decorativas y científicas.

Hilma Af Klint, El cisne nº 13, 1915. Óleo sobre lienzo © Paula Rosell

En una exposición tan necesaria se entiende la importancia cuando te ves delante de piezas que nunca pensaste que tendrías ocasión de ver, o de artistas que no conocías pero que marcaron un antes y un después en la Historia del Arte, en la verdadera, no en la que nos han contado. Y qué importante es conocer estos nombres para reescribir la historia del arte.

Es el caso de Georgiana Houghton (1814 – 1884), artista británica nacida en las Islas Canarias, que ha trastocado la cronología de los orígenes de la abstracción. Interesada en el espiritismo, crea una serie de pinturas abstractas y complejas en la segunda mitad del XIX. O de Hilma Af Klint, ya bautizada como la «madre de la abstracción» y que en 1932 pidió que no se desvelase su obra hasta 20 años después de su muerte. Cómo influyó lo espiritual en el arte y en estas primeras creaciones abstractas es un tema que me interesa tanto que da para dedicarle otro post.

Y así, obra tras obra, pasillo tras pasillo, se van encajando las piezas de un engranaje que recorre toda una relectura de las artes incluyendo la danza, la performance, las artes decorativas, la fotografía o el cine.

Judy Chicago, Cuerpos de humo (smoke bodies), de Mujeres en humo, California, 1972/2018 © Paula Rosell

Mujeres de la abstracción no es un redescubrimiento de lo olvidado. A estas artistas no se las ha ninguneado por pasividad. Su carrera y su visibilidad se malograron por los prejuicios sistémicos de género y racistas. Restablecer la visibilidad supone acusar indirectamente a la historia del arte y a los museos de ejercer una discriminación y una desinformación sistemáticas, de no haber reconocido la pluralidad de las y los artistas que han creado el conjunto del arte moderno y, en particular, los múltiples modos de la abstracción. La eliminación activa de tantas mujeres artistas nos empobrece porque supone el conocimiento incompleto del arte moderno en su totalidad. Nuestro imaginario sigue encadenado al mito del genio exclusivamente masculino y se siente incapaz de reconocer la deslumbrante inteligencia de tantas artistas muy diversas: ellas, que pertenecen al mundo entero, y que elaboran pensamientos y prácticas artísticas a partir de su pluralidad, constituida por cada una de sus singularidades. Las Mujeres de la abstracción tienen que ser reconocidas como artistas coceadoras de una investigación colectiva de las más profundas intensidades que la abstracción ampliada, sistémica, transgresora y a menudo "loca" en el plano creativo ha concebido y nos ha transmitido.

Otras artistas que admiro y que tuvimos el placer de presenciar –de alguna de ellas aún siento el impacto– son Joan Mitchell, Lee Krasner, Sonia Delaunay o Helen Frankenthaler. Artistas que quedaron relegadas a la sombra de sus maridos o comparadas con un mentor. O el drip painting de Janet Sobel, artista descrita por el crítico Greenberg como «pintora primitiva», «que ha sido y sigue siendo un ama de casa que vive en Brooklyn» (1944). Delaunay trabajó la abstracción con el tejido, obras compuestas por fragmentos de tela o de papeles de colores. En 1957 explicó «estoy en contra del hecho de que las obras de las mujeres se consideren a parte. Pienso que trabajo igual que un hombre». Frankenthaler destacó como pionera en el Color field painting, con pintura diluida sobre el lienzo de algodón sin tratar, colocado directamente sobre el suelo de su estudio, sin bastidor ni imprimación (soak-stain). Su carrera artística empezó con 21 años y sufría comentarios sobre sus relaciones con hombres para minimizar su papel pionero en este tipo de pintura. Por otro lado, la artista Ruth Asawa se definía a sí misma como «artista, mujer y madre», sus esculturas y la relación con el ámbito doméstico generaron en 1950 una «lectura reductora» en la que se le calificó como «artista ama de casa».  

Por todo esto, me ha parecido interesante destacar las dos citas extraídas del catálogo de la exposición (que dejo enlazado por si os interesa añadirlo a vuestra colección), porque definen y profundizan perfectamente en lo que una muestra como esta pretende abarcar. Me siento una privilegiada por haber podido presenciar esta exposición, y contar además con la compañía de Paula Rosell, que ha continuado este post desde su página web, a través de su mirada como fotógrafa artística. Decidimos llevar la visita más allá y traspasar la experiencia a una publicación colaborativa que esperamos que os guste, porque este tándem va a continuar recorriendo e investigando.

Sonia Delaunay-Terk, Prismas eléctricos, 1914, óleo sobre lienzo © Paula Rosell

Bibliografía recomendada

  • VV.AA., Mujeres de la abstracción, Museo Guggenheim Bilbao, 22 de octubre de 2021 – 27 de febrero de 2022. Colabora Centre Pompidou.
  • Mary Gabriel, Ninth Street Women. Lee Krasner, Elaine de Kooning, Grace Hartigan, Joan Mitchell, and Helen Frankenthaler: Five Painters and the Movement That Changed Modern Art. Back Bay Books, New York, 2018.
© Paula Rosell

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