Las galerías de arte son espacios totalmente desconocidos para el público ajeno al sector artístico y cultural. Una galería es un espacio de exhibición, pero también de venta de sus artistas representados o en colaboración, es por esto, que no cuesta dinero acceder a ellas como visitante o como mero espectador, y siempre cuentan con una elaborada programación sobre arte –generalmente– actual a través de exposiciones temporales que conlleva mucho esfuerzo preparar. Si visitar un museo es una actividad tan normalizada, ¿por qué no una galería de arte?
Yo te invito a que cruces esa barrera que, muchas veces, nos separa de ellas y entres, disfrutes contemplando y descubras así propuestas, nuevos lenguajes y diferentes formas de expresión del arte contemporáneo actual, porque, aunque no entiendas de arte, siempre habrá algo que te atrape.
La verdad es que la gente viene aquí por las razones más dispares: para relajarse un poco, o para resguardarse de la lluvia, o para mirar los cuadros, o tal vez para mirar a las personas que miran los cuadros. Es de esperar, e incluso hay que confiar en que estas obras consigan de algún modo emocionarlos y que, al salir, se lleven consigo algo inesperado e imprevisible
En España, las galerías de arte aparecieron en el siglo XIX y jugaron un importante papel durante el desarrollo de las vanguardias. Tras una época de rápida expansión a finales de los ochenta, el sector vivió una crisis a principios de los 90, derivada de la necesidad de reajustar el mercado. Las consecuencias de esta crisis fueron:
Estancamiento de la demanda
Parálisis adquisitiva en museos e instituciones publicas y privadas
Bajada de la cotización de los artistas
Las galerías, actúan también como motores reguladores del mercado y utilizan las ferias como vía de proyección nacional e internacional. En los últimos años, su presencia se ha multiplicado, en paralelo al boom del arte contemporáneo y las nuevas tendencias.
¿Cómo funciona una galería de arte?
Después de esta pequeña introducción, me gustaría contar un poquito cómo funcionan estos negocios o empresas culturales.
Más allá de ser simples intermediarias, las galerías ofrecen a los artistas visuales espacio, difusión, crecimiento y la orientación necesaria para poderse consolidar. Siendo un elemento esencial en el sector cultural, pues actúa como mediador entre el artista y la sociedad, buscando, además, el tipo de coleccionismo que mejor se adapte a su propuesta de artistas.
Es por esto que, aunque muchos artistas hoy en día opten por la autogestión, el panorama actual, que está en constante cambio y movimiento, nos obliga a también estarlo nosotros mismos para estar al día de esta actualidad artístico-social, de «lo que se cuece» y de crear una buena agenda de contactos, además de formar parte de muchas otras.
Todo este vaivén social, a parte de todo el trabajo que conlleva la producción, promoción y la venta de obras de arte, hacen muy complicada la tarea de llevarlo todo uno mismo, siendo así las galerías de arte los agentes óptimos en los que apoyarse para llevar a cabo este tipo de actividad profesional, de gestión, inventario, fijación de precios, exposición, venta, o fomento del coleccionismo.
Pero también para intentar acercar al público ese sinfín de lenguajes y discursos que engloban la creación artística actual, etiquetada en el «tan difícil de entender arte contemporáneo», mostrar el trabajo de artistas emergentes, artistas invisibles o invisibilizadas dando a conocer su obra y permitiendo que el arte, como profesión, consiga tener el reconocimiento que realmente merece.
Referencias
VV. AA., Mercado del arte y coleccionismo en España (1980-1995), Cuadernos ICO, Madrid, 1996.
Carolina Díaz Amunárriz, La gestión de las galerías de arte, AECID, programa ACERCA, Madrid, 2017.
Imagen de portada: exposición Variaciones de Virginia Rivas en la Galería Adora Calvo, 2020.